PEDRO J. GUTIERREZ.
Departamento del Sistema Solar. Instituto de Astrofísica de Andalucía. CSIC.

 

 

 

 

 

Investigación. Asteroides.


Historia.

Algo de historia de nuestro conocimiento sobre los asteroides.


Investigación.

Actualmente se piensa que los asteroides nos pueden proporcionar información sobre los procesos que tuvieron lugar durante la formación y posterior evolución de la parte interna del Sistema Solar. De hecho, su importancia podría ser incluso mayor. Empiezan a aparecer evidencias que nos indican que el Sistema Solar se pudo formar en una configuración mucho más compacta que la actual. Si esto es cierto, la evolución dinámica y colisional de las distintas familias de cuerpos del Sistema Solar podría estar totalmente acoplada, debido, principalmente, a la migración de los planetas.

Hoy en día, la distribución de tamaños de los asteroides conocidos con un diámetro superior a 3 Km. se encuentra bien caracterizada. En primera aproximación, esa distribución es compatible con la que tendría una población que se ha visto afectada severamente por colisiones. Un análisis detallado nos muestra que esa distribución tiene, en realidad, un comportamiento ondulante, con un "exceso" relativo de cuerpos con tamaños en torno a los 100 Km. Para explicar este "exceso" se han planteado varias alternativas que van desde la existencia de una población primordial residual, que no se ha visto afectada por colisiones, hasta el hecho de que los asteroides puedan tener una tensión interna dependiente del tamaño. En cualquier caso, la estructura y densidad (o masa) de los asteroides son elementos claves para entender cómo ha podido evolucionar la masa asteroidal en la parte interna del Sistema Solar. El modelo más aceptado para describir la estructura interna de los asteroides es el conocido como "pila de escombros", es decir, aglomerados gravitacionales de bloques monolíticos con tamaños entre los 100 y 200 m. Esta descripción se apoya, principalmente, en la distribución de parámetros rotacionales. Sin embargo, recientes estudios teóricos nos indican que la interpretación tradicional de los parámetros rotacionales no tiene porqué ser correcta: cuerpos con tensión interna podría mostrar los mismos patrones rotacionales. De hecho, los datos de misiones espaciales nos indican que la estructura interna de los asteroides puede ser diversa, desde "pilas de escombros" como Itokawa a cuerpos con cierta tensión interna como Eros o Gaspra. En cualquier caso, la ausencia de datos es evidente y aún es pronto para establecer cómo son los asteroides por dentro. Igual ocurre con la densidad de los asteroides. Mediante la utilización de distintos métodos, como es la determinación de perturbaciones gravitacionales que se ejercen unos asteroides sobre otros o la detección de sistemas binarios, se ha podido determinar la densidad de una cincuentena de asteroides. Las medidas realizadas indican que las densidades asteroidales van desde una densidad similar (ligeramente inferior) a la del hielo de agua, como la de Patroklus, hasta una densidad media similar a la del diamante, como la de Vesta. Son varias las explicaciones que se han dado para esta dispersión en las densidades como, por ejemplo, que se deben a las diferencias composicionales o que, en realidad, reflejan distintos grados de compactación debido a la historia térmica y colisional de los asteroides. En cualquier caso, como ocurre con la estructura, el número de densidades conocidas resulta insuficiente para establecer conclusiones definitivas y válidas. El conocimiento de la estructura y densidad supera el ya necesario conocimiento científico para convertirse en objeto de interés general. Ante la posibilidad de que un asteroide colisione con nuestro planeta, conocer la estructura y la masa del asteroide (asteroides, en general) resulta necesario para diseñar una estrategia de defensa efectiva.

Una de nuestras líneas de trabajo persigue, precisamente, aumentar el número de densidades conocidas y nuestro conocimiento sobre la estructura asteroidal. Para ello se está desarrollando un programa fotométrico, realizado principalmente desde el observatorio de Sierra Nevada, para estudiar la variabilidad en el brillo de asteroides cercanos a la Tierra. El objetivo de este programa es, en primer lugar, estudiar las características rotacionales de estos asteroides. Esto nos puede permitir detectar sistemas binarios, lo que nos proporcionaría densidades asteroidales, o detectar cuerpos rotando en modo complejo, lo que nos permitiría acceder a su estructura interna.